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Contenido disponible en

www.neumologia-pediatrica.cl

con laringoscopio o asistida con fibrobroncoscopia flexible.

Este procedimiento debe ser realizado por el operador más

experto cuando se ha anticipado de forma correcta una VAD.

En situaciones en las que la vía aérea no constituye una

emergencia inmediata la aproximación terapéutica va a

depender de la causa que valora. En forma general, si la obs-

trucción aguda ocurre a nivel faríngeo, por ejemplo en absce-

sos periamigdalinos el tratamiento puede considerar el apoyo

de CPAP, máscara laríngea o bien intubación endotraqueal, lo

que dependerá de la estabilidad del paciente y disponibilidad

de recursos. Ante obstrucción faríngea crónica, como ocu-

rre en pacientes con enfermedades neuromusculares y/o

niños con síndrome de Down se puede considerar el uso

de tubos nasofaríngeos, apoyo con CPAP o traqueostomía

si la situación lo amerita

(8)

. Algo similar ocurre en niños con

síndrome de Beckwith-Wiedemann y secuencia Pierre-Robin;

sin embargo, en estos pacientes es posible comenzar con po-

sicionamiento, placas palatinas de ortodoncia y flujo nasal con

cánulas nasofaringeas durante las primeras semanas de la vida

disminuyendo la necesidad de traqueostomía, mientras se

pueda realizar resolución quirúrgica con distracción ósea

(9,10)

.

Por otro lado, cuando la obstrucción aguda ocurre a

nivel laríngeo supraglótico, como en la epiglotitis, el abordaje

terapéutico está bastante claro, se debe administrar oxígeno,

evitar procedimientos invasivos hasta que el paciente puede

ser anestesiado con anestésicos inhalados, ventilado con

máscara y luego proceder con acceso intravenosa establecido

a intubación endotraqueal por el personal más calificado, ya

que suele ser difícil.

En laringomalacia, el manejo habitualmente es conserva-

dor y sólo se debe plantear uso de traqueostomía ante signos

de gravedad como apneas, cianosis, dificultad respiratoria

o falta de progreso ponderal. Otra opción quirúrgica es la

epigloplastía, que consiste en resecar partes de la epiglotis y

pliegues ariepiglóticos superiores, lo que en general debiera

ser hecho unilateralmente por el riesgo de estenosis cicatri-

cial

(11)

. En el caso de obstrucción por parálisis cordal unilateral,

el niño suele lograr compensar el déficit y el manejo tiende a

ser conservador, pero en el caso de parálisis bilateral es muy

difícil evitar la traqueostomia por el alto riesgo de obstrucción

severa

(11)

.

A nivel subglótico, el croup es la causa más común de

obstrucción aguda y su tratamiento se encuentra bien es-

tandarizado, logrando con el uso de corticoides sistémicos

y nebulizaciones de adrenalina, el manejo adecuado de la

mayoría de los pacientes, limitando sólo a los casos más se-

veros el manejo invasivo de la vía aérea

(12,13)

. Por otro lado, la

estenosis subglótica ya sea secundaria a inflamación/infección

de la vía aérea, a intubación endotraqueal, o por la presencia

de lesiones quísticas y/o hemangiomas habitualmente re-

quieren como parte de su manejo el uso de traqueostomía,

mientras se logra el manejo intervencional/quirúrgico de la

patología de base

(14)

.

CONCLUSIONES

El enfrentamiento de un paciente con vía aérea difícil es una

situación clínica presente en la práctica pediátrica. El cono-

cimiento y entrenamiento en condiciones conocidas por su

asociación con vía aérea difícil es indispensable para anticipar

y tratar la permeabilidad de la vía aérea. El manejo involucra

la colaboración de equipos multidisciplinarios orientados a

cuidado integral e individualizado de cada uno de estos pa-

cientes. La principal diferencia entre el niño y el adulto radica

en la rapidez en desarrollar hipoxemia en el primero con las

conocidas consecuencias. La maniobra más importante en el

manejo de la vía aérea es la ventilación con máscara y bolsa.

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