

abril
2016.
Volumen
15
-
N
°
63
En otro momento, tocan a la puerta de la casa
del Director. Al ir a ver quien tocaba el timbre, me
encontré con una legión de grandes centollas que
me habían dejado de regalo y que marchaban
hacia el interior de la casa. Como pudimos con
mi señora las recogimos, echamos a un saco y
al día siguiente fue un exquisito manjar. Desde
ese tiempo me han gustado las centollas y cada
vez que las como me asoma el recuerdo.
Con la sensación de que habíamos logrado varias
de lasmetas planteadas, el Director quiso presentar
nuestra experiencia y concursar en el Colegio
Médico. Recibió el
Premio Colegio Médico de
Chile al mejor equipo de Salud.
En la presentación
efectuada por el Director del hospital, uno de los
integrantes del jurado dudó de los excelentes
resultados obtenidos, particularmente el descenso
de la mortalidad infantil. Muy alterado el catalán
Jordi Minguell le dijo “Doctora. Si no me cree,
revise las defunciones en el Registro Civil”.
En
1975
, consideramos con mi esposa que la
etapa estaba cumplida. Retornamos a Santiago a
hacer una beca de Pediatría en el hospital Manuel
Arriarán. Consideraba tal mi grado de ignorancia
que pensé seriamente en la posibilidad de retornar
a Calbuco. Dejar la Eritroblastopenia aguda de
Gasser, el Síndrome de Reye, la coagulación
intravascular diseminada, la falla de la
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hidroxilasa y otras enzimas en la hiperplasia
suprarrenal virilizante, la ornitil transcarbamilasa
y el ciclo de la urea, la Diabetes infantil, para otros.
Siempre hay gente más inteligente y preparada
que uno. Además echaba mucho de menos
los curantos. Sin embargo pudo más el ansia
de aprender.
El
7
de abril de
2007
se cumplieron
100
años
de la fundación del Hospital de Calbuco. En su
aniversario, se invitó a tres ex directores del
hospital. Tuve el honor, junto con el Dr. Carlos
Yurac B. y el Dr. Jorge Minguell U., de estar entre
los ex directores invitados. Grato ambiente de
recuerdos y camaradería. En Dicha oportunidad
nos acompañó el Dr. Patricio Hevia Rivas, en
representación y Presidente de la Unidad de
Patrimonio Cultural de la Salud. Tuvimos la
oportunidad de conversar con Esteban Barruel,
escritor calbucano citado en la fuente de esta
breve reseña, cuyo verdadero nombre es José
Roberto Barría Vargas, a quien conocí a través
de su padre Don Roberto Barría, gran tenor
calbucano.
Revisando la interesante publicación de los
Drs. Rubén Puentes y Arturo Galletti, colegas y
amigos de Concepción, percibo que, al menos en
aquellos años, nuestra permanencia como MGZ
en las diversas comunidades tuvo un alto grado
de compromiso, un profundo sentido social y un
afán increíble por hacer cosas. Tal vez nuestra
juventud nos llevó a ser imprudentes, impulsivos
y con el pensamiento que podíamos cambiar el
mundo, cometimos errores. Sin embargo aún, ya
transcurridos
40
años, cuando visitamos Calbuco
la gente nos saluda con cariño, respeto y
agradecimiento. Si pudiéramos reiniciar dicha
etapa, no cometeríamos los mismos errores, pero
no me cabe duda que cometeríamos otros.
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1.-
Díaz Ximena: El Médico General de Zona: Imágenes de su trabajo, valores ocupacionales y estudio de satisfacción profesional. Cuadernos médico sociales.
Marzo
1972.
2.-
Minguell J., Barrera F., Aitken S.: Hospital de Calbuco: Premio Colegio Médico
1972
. Cuadernos médico sociales
1972.
3.-
Barruel E., et al: Historia cotidiana y contemporánea del pueblo de Calbuco en el siglo XX. Calbuco
2002
.
4.-
Carvajal Y., Minguell J., Vásquez H., Yurac C: Calbuco, Castro, Quellón
1962
-
1973
. Memoria y Salud en la XII Zona. Impresora Maval Ltda. Santiago de Chile
enero
2007
.
5.-
Mansilla-Utchal J., Milton J.: Historia de la Salud en Calbuco en CUADERNOS CAICAEN, Historia y Folklore desde las Islas.
2008.
6.-
Puentes R., Galletti A.: Vivencias de Médicos Generales de Zona en el Chile del ayer. I.S.B.N:
978-956-358-695-4
. Primera edición
2015.
Fuente: