

periódicamente se hacía cargo del fallecimiento de
un número importante de niños de alrededor de
un año de edad. De hecho, muchas veces vimos
como el bote en que traían un niño enfermo se
devolvía a la mitad del canal. Las auxiliares me
decían “la alfombrilla se llevó al angelito doctor”.
Triste, muy triste situación. Se logró una cobertura
en BCG de
25.7
% en
1969
a
90.2
% en
1972
. Similar
mejoría se observó en vacuna Sarampión.
Con el Dr. Sergio Aitken ideamos un aparato
transiluminador de cráneo, similar al que
conocimos y utilizamos en el hospital Arriarán.
Nuestra intención era hacer transiluminación en
los niños desnutridos para confirmar o descartar
un hematoma subdural crónico, complicación
frecuente en la desnutrición. Junto a ello hacíamos
muchas radioscopías y radiografías con el equipo
que disponía el hospital. Rápidamente surgió el
rumor que nosotros le veíamos el cerebro a los
niños. Incluso el alcalde de la época preguntó si
podríamos “verle su cerebro”. El tiempo y los
avances en Imagenología le darían la razón al
alcalde, cuya familia provenía de la Isla Chanllid,
sector muy apartado de Calbuco y Puerto Montt.
Además acudía mucha gente a “pasarse por los
rayos”, costumbre de aquella época, con lo cual
quedaban muy contentos y mejoraban
ostensiblemente de salud.
Que interesante habría sido crear en aquellos
tiempos el
Programa de Madre Acompañante,
que
tanto beneficio generaría muchos años después en
el Servicio de Pediatría del HCSBA. El paradigma de
aquellos años no permitía una visión tan futurista,
aunque los padres de los niños hospitalizados
deambulaban por el hospital y pernoctaban en
el bote que los había llevado al pueblo.
El Dr. Jorge Minguell U., además de ser un excelente
y exigente Director del hospital, tenía clara afición
y competencia en Cirugía de adultos, logrando
poco a poco un alto prestigio en el pueblo y en
las provincias de Llanquihue y Chiloé. De hecho,
con alguna frecuencia llegaba gente de otros
pueblos, incluso Puerto Montt que solicitaban sus
servicios como cirujano (várices, amputaciones,
hemorroides, colecistectomías, manejo de heridas
penetrantes).
Dado que pude asistir a un Curso de Tisiología
en el hospital San Juan de Dios en Santiago,
con el Dr. Victorino Fargas y su equipo. Me hice
cargo del Programa de Tuberculosis, creando una
Central de pesquisa y tratamiento
que, por su
excelente organización, fue visitada por muchos
profesionales de otros hospitales. Entre ellos una
enfermera que posteriormente sería mi esposa.
En aquellos tiempos el Programa de Tuberculosis
era una verdadera lucha contra el flagelo. De
hecho, en Chile, muchos médicos y profesionales
de enfermería sufrieron de esta enfermedad,
entre ellos el Dr. Félix Bulnes Cerda, en cuyo
recuerdo lleva su nombre dicho hospital. Se
logró aumentar la cobertura de vacunación con
BCG, aumentar la pesquisa de TBC, disminuir el
abandono de tratamiento y en más largo plazo
disminuir la tuberculosis meníngea y miliar.
Del mismo modo, con el Dr. Jorge Minguell y
la asistente social del hospital impulsamos un
Programa de Lucha antialcohólica,
siguiendo las
enseñanzas del Profesor Juan Marconi Tassara,
siquiatra experto en Programas de erradicación
del Alcoholismo. Cariñosamente apodado “el
profe” o “el sheriff ” por sus más íntimos. Definido
como uno de esos seres que caminan por la
vida sin poder evitar que una profunda huella
quede a su paso. Sus trabajos en alcoholismo
abril
2016.
Volumen
15
-
N
°
63
10