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Síndrome del niño sacudido

Consideraciones Generales del

Maltrato Infantil

La mayoría de los expertos clasifican el abuso

o maltrato infantil en cuatro categorías que

se enuncian por orden de frecuencia:

• Desatención infantil (45%). Se trata de la

negligencia de los padres en cumplir con las

indicaciones terapéuticas.

• Abuso físico (26%). Incluye el denominado

SÑS o shaken baby syndrome, el traumatismo

cerrado, como puñetazo o quemaduras

adrede y el síndrome de Munchausen por

provocación, que se da cuando la madre

induce la enfermedad por instilación de

químicos nocivos con aparición de conjuntivitis

“raras” y/o “recurrentes”.

• Abuso sexual (11%). Conjuntivitis por

clamidias, gonorrea, infección periocular

(phtirus pubis, herpes)

• Abuso emocional (3%). pérdida visual

funcional (simulación).

Síndrome de Niño Sacudido

generalidades

En 1973, John Caffey describió una forma de

abuso en infantes que consiste en sacudidas

vigorosas por las extremidades o los hombros

del niño de las que resultan en la aparición de

hemorragias intracraneales e intraoculares, en

la mayoría de los casos sin signos de trauma

cefálico directo (en Estados Unidos hay 6

denuncias por abuso infantil por hora de las

cuales un tercio son comprobadas)

(3)

.

Este síndrome es parte del síndrome del niño

golpeado o maltratado, donde existe una

sacudida violenta de un bebé o de un niño,

lo que puede traer como consecuencia una

lesión severa encefálica a causa del rebote del

cerebro dentro del cráneo del bebé cuando

éste es sacudido, generalmente son menores

de 2 años de edad y principalmente lactantes

menores de 6 meses, donde la sintomatología

pasa inadvertida e incluso suele confundirse

con muchas otras patologías. Puede darse

frente a sacudidas de pocos segundos de

duración.

Las lesiones son más frecuentes cuando existe

tanto aceleración (a causa de la sacudida)

como desaceleración (cuando la cabeza se

golpea contra algún objeto, aunque éste sea

suave. El resultado es un tipo de lesión similar

al que se observa en algunos accidentes

automovilísticos.

Los factores que favorecen este tipo de trauma

en los bebés son:

La cabeza de un bebé es grande y

pesada en proporción con el resto de

su cuerpo.

Existe un espacio libre entre el cerebro

y el cráneo para permitir el crecimiento

y el desarrollo.

Los músculos y ligamentos del cuello

del bebé son débiles y aún no se han

desarrollado por completo.

La cabeza del bebé es suave y frágil.

Son fuerzas que deforman el cerebro,

provocan tensión y desgarro de los vasos

comunicantes hemorragia y anoxia a niveles

diferentes. Se supone que un niño sujeto por

el “ejecutor” quien “lo sacude, lo balancea,

lo lanza”, la cabeza se mueve en un arco

que se detiene abruptamente contra una

superficie. Estas fuerzas rotacional o lineal

pueden ser suficientes para provocar las

lesiones del encéfalo (ver Figura 1).

(4)

Las lesiones pueden ser similares a las

observadas en accidentes automovilísticos, con

lesión cerebral, como encefalitis, hipertensión

endocraneana, Hemorragia con muerte o