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Contenido disponible en
www.neumologia-pediatrica.clNeumol Pediatr 2013; 8 (1): 5-9.
Hidatidosis pulmonar - J. Rodulfo et al
mentalmente en Grecia, Portugal y España
(1)
. Es infrecuente
en Venezuela. Existen algunos casos publicados, pero como
esta enfermedad zoonótica es desconocida por los médicos,
ha sido confundida con lesiones cancerosas inoperables.
Luego, la biopsia hace el diagnóstico. Razetti en 1901 fue el
primero en mencionar el término de quiste hidatídico que
había sido observado en Argentina. El primer caso venezo-
lano de quiste hidatídico fue pulmonar, posiblemente debido
a
E. granulosus
, en una paciente inmigrante de zonas endé-
micas de esa especie
(2)
. Recientemente en el año 2011, fue
reportado por los autores de este artículo un caso de hidati-
dosis pulmonar poliquística debido a
Equinococus granulosus
en un escolar de 8 años de edad en la ciudad de Maturín,
estado Monagas; quien habitaba en área rodeada de perros
callejeros, de este caso se hará mención en este artículo de
revisión.
Se acepta dentro del género
Echinococcus
, cuatro espe-
cies:
granulosus
,
multilocularis
,
vogeli
y
oligarthrus
, siendo la
primera la más frecuente
(3)
. La diseminación de esta patología
ha sido favorecida por hábitos y conductas perniciosas que
facilitan la infección de animales y del mismo hombre, como
son la alimentación de los perros con vísceras crudas infecta-
das con quistes Hidatídicos obtenidas de matanzas familiares o
clandestinas y el estrecho contacto que existe entre ambos
(4)
.
El
Echinococcus granulosus
en su forma adulta vive en el
intestino del perro eliminando huevos periódicamente con
la materia fecal. Estos huevos pueden ser ingeridos acci-
dentalmente por los huéspedes intermediarios, entre ellos
en hombre. En el intestino delgado los huevos eclosionan
liberando el embrión hexacanto, quién pasa a través de las
vellosidades intestinales a la circulación venosa hasta alojarse
en el tejido hepático donde formará la hidátide. En caso de
ser superado el filtro hepático el embrión continúa por el
sistema circulatorio hasta el pulmón. Eventualmente puede
continuar su migración alcanzando variadas localizaciones tal
como riñón, cerebro, tejido óseo, muscular, etc
(5)
.
Los quistes característicos de la hidatidosis poseen dife-
rentes localizaciones, pero 65% se localiza en hígado y 10%
en pulmón, siguiendo en orden decreciente en cerebro.
Condiciona hemorragias, atrofias, necrosis por compresión
vascular, hipertensión endocraneal, ictericia por compresión
de vías biliares entre otros. La presencia de estas lesiones
plantea problemas diagnósticos diferenciales con neoplasias
y abscesos. El abordaje diagnóstico por laboratorio incluye
métodos directos e indirectos. El interés para diagnosticar
acertadamente esta parasitosis ha traído consigo el diseño y
elaboración de técnicas de laboratorio rápidas, específicas y
accesibles
(6)
.
Aproximadamente el 75% de los quistes se localizan en
el hígado, sobre todo en el lóbulo derecho, 30% en el pul-
món y alrededor de un 15% en otros órganos. En 20% de
los casos se observan quistes en varias ubicaciones. El quiste
contiene un líquido claro y transparente que lo mantiene
distendido. En la pared se distinguen dos capas, la externa,
formada por mucopolisacáridos, es acelular y de estructura
laminada y la capa interna o membrana germinativa, que
prolifera y origina agregados de células que se vacuolizan y
forman las denominadas vesículas prolíferas. A su vez, por
gemación, en el interior de ellas se forman escólex o cabezas
de las futuras tenias. Con el tiempo, las vesículas se despren-
den de la membrana germinativa y flotan libremente en el
interior del quiste (vesículas hijas) algunas se rompen y liberan
los escólex, que se acumulan en el fondo del quiste en forma
de la denominada arena hidatídica. El quiste está envuelto por
una cápsula de tejido conjuntivo o adventicia, que procede
de la transformación fibrosa del órgano donde asienta. Crece
lentamente, alrededor de 1 cm por año, comprimiendo las
estructuras adyacentes
(7)
.
CLÍNICA
La evolución del quiste hidatídico puede ser silenciosa por
varios años. Durante la etapa de crecimiento silente o pre-
clínico, su presencia pasa inadvertido por el paciente y por el
médico, luego se exterioriza por síntomas y signos inherentes
al órgano donde se aloja
(8)
. En el hígado se manifiesta por
dolor o por una sensación vaga de plenitud en hipocondrio
derecho, pudiéndose hallar a la exploración física hepatome-
galia uniforme si el quiste crece en el centro del hígado, o de
aspecto tumoral si lo hace en la superficie
(9)
.
En el pulmón el quiste no complicado presenta síntomas
discretos como: dolor vago, tos, expectoración o disnea
(3)
y
al examen físico signos de tumoración como matidez, dis-
minución del ruido respiratorio y soplo
(10)
. Puede presentar
sintomatología de insuficiencia respiratoria
(8)
. En la mayoría de
los casos, los síntomas comienzan cuando el quiste tiene 5 a
6 cm de diámetro. Los quistes pulmonares se suelen descu-
brir durante una exploración radiológica del tórax efectuada
por otras razones
(11)
. La mayoría de los enfermos presentan
un solo quiste y es más frecuente en el lóbulo inferior del
pulmón derecho. La hidatidosis pulmonar múltiple puede
ser primitiva o secundaria
(3)
. En el primer caso, lo es frecuen-
temente por vía venosa, y la secundaria por contaminación
local o embolígena proveniente de otras localizaciones a
distancia
(8)
.
COMPLICACIONES
Si el quiste se rompe a los bronquios se produce hidatidopti-
sis o eliminación con la tos o por vómica de elementos hida-
tídicos macro o microscópicos (líquido sabor salado, restos de
membranas, vesículas y elementos de la arenilla hidatídica). La
vómica puede ser fraccionada, inaparente y puede acompa-
ñarse de hemoptisis. Si el quiste es evacuado a los bronquios
en forma parcial, como sucede frecuentemente, se produce
hidroneumoquiste y luego una pioneumoquiste hidatídica,
en un 5% de los casos al quedar retenido en la cavidad ele-
mentos hidatídicos, se produce lo que se llama “membranas
incarceladas”.
Los quistes hidatídicos que crecen hacia la superficie
pulmonar pueden romperse a la cavidad pleural originando
una reacción serosa y rara vez una hidatidosis pulmonar
secundaria
(3)
. El líquido hidatídico constituye el principal res-
ponsable de la estimulación antigénica
(5)
. El enfermo puede
sensibilizarse frente a las proteínas del quiste cuando su con-
tenido escapa hacia los tejidos. El 20% de los pacientes pre-
senta reacciones anafilácticas, brotes recurrentes de urticaria