

Por otra parte es frecuente el uso y cambio
de antibióticos con una elevada frecuencia,
dejando lapsos de tiempo mínimos antes
de evaluar la respuesta terapéutica, ello
obviamente influenciado por la angustia
del paciente y la necesidad de uno como
médico tratante de tener una respuesta
casi instantánea, por lo anterior no es
recomendable un cambio de esquema
antes de al menos 48 a 72 hrs. de uso y
con evidente empeoramiento de cuadro.
Las actitudes que más llevan al desarrollo
de cepas resistentes son el uso abreviado
de terapia antibiótica (haciendo salvedad
los esquemas en profilaxis que no deben
exceder las 72 hrs. de uso), y la suspensión
progresiva con alejamiento horario de la
aplicación del ATB, estas terapias deben
ser suspendidas en forma abrupta.
Cada vez con más frecuencia se ven
pacientes utilizando terapias por largos
períodos, ello puede producir efectos
tóxicos o favorecer por presión de uso
la selección de cepas resistentes, sin
considerar el efecto de disbacteriosis
(muerte de flora saprofita y colonización
por potencialmente patógenas) que ello
induce, de modo que nuestros esquemas
deben contemplar la suspensión una vez
terminado el efecto deseado o cambiarlo
por otro en caso de no tener efecto,
excepciones a esto aunque raras, existen,
como las afecciones por micobacterias
o protozoos como la Acantamoeba, sin
embargo en estos cuadros la vigilancia
de posibles efectos tóxicos suele ser
estrecha.
Nunca olvidar la anamnesis cuidadosa
respecto del origen del cuadro (cuerpo
extraño, contacto con portador de cuadro
adenoviral, ramalazo, acne rosácea, etc.…)
que puedan orientar al agente y recordar
la posibilidad de cuadros superpuestos
tal como una infección sobre una ulcera
herpética, etc.…que hacen necesario un
alto grado de sospecha.
Pero para los más fervientes creyentes
en el arte de la clínica, también hay un
pedazo de esta esquina. Según algunos
estudios publicados un oftalmólogo
con experiencia podría detectar en
aproximadamente un 76%, solo con el
examen clínico, una ulcera infecciosa de
una que no lo es. Y dentro de este grupo
detectar la posible etiología infecciosa en
un 73% de los casos (bacteriana, fúngica
o amebiana).
Am J Ophtalmol. 2007 Junio;
143(6): 940-944.
Por lo tanto, siempre la clínica será nuestra
primera y más férrea herramienta, pero
en este tipo de patología podemos ser
mucho más efectivos y evitar conductas
inapropiadas si nos asistimos correctamente
del laboratorio bacteriológico. Así que a
tenerlo presente….
Dr. Cristian Cumsille Ubago
Servicio de Oftalmología
Hospital San Juan de Dios
* Instituto de Salud Pública
Avda. Maratón 1000, Ñuñoa, Santiago
Teléfono 3507321
Fax 3507578
(la página web muestra aranceles)
137
Matucana esquina huérfanos