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externa de órbita derecha, con drenaje de

abundante secreción purulenta donde se

extrae aproximadamente 2 cc, y otra incisión

subpalpebral transconjuntival con salida de

líquido sero-purulento, se dejan drenajes.

El cultivo intraoperatorio es negativo.

Se consigna primer día post-operatorio,

temperatura 36,8ºC, mejores condiciones,

ojo derecho sin proptosis, gran edema

bipalpebral, quemosis. Se mantiene esquema

Clindamicina+Vancomicina más Ceftriaxona,

Tobramicina colirio cada 3 horas, Ibuprofeno

400 mg cada 12 horas.

A los 23 días aún mantiene ligero edema

palpebral y quemosis, además mantiene la

restricción de los movimientos oculares, la

evaluación oftalmológica revela al fondo de

ojo papila pálida atrófica.

Un año después: Examinado en Servicio

Médico Legal.

Visión OD: Cero OI: 1

Biomicroscopio: OD Cicatriz blanquecina en

forma de banda en sector inferior corneal,

reflejo pupilar (-). Discreta ptosis palpebral.

OI: Normal

Fondo Ojo: OD Papila con atrofia óptica

total.

OI: Normal

Moderada paresia facial derecha.

DISCUSIóN

La arquitectura, la severidad de las secuelas,

el potencial de morbilidad y hasta mortalidad,

hacen crítica la detección temprana y el

manejo agresivo de las infecciones orbitarias.

El diagnóstico y las causas de las infecciones

odontogénicas y su tendencia a la diseminación

han sido extensamente descritas en la

literatura. La proximidad anatómica de los

ápices dentarios a los tejidos circundantes

favorece la transmisión de los patógenos al

ligamento periodontal, ya que éstos toman

el camino de menor resistencia.

Las afecciones dentales que se diseminan mas

allá del saco periodontal pueden iniciar la

infección tanto de músculos como de tejido

conectivo adyacente. Según esta teoría una

infección odontogénica originaria del maxilar

superior puede diseminarse a la órbita por

varios caminos. La ruta más descrita en la

literatura es vía seno maxilar, la infección

llega a la órbita mediante la fisura orbitaria

inferior y asciende a las celdillas etmoidales

del seno maxilar. Una ruta poco común es vía

fosa pterigopalatomaxilar o fosa infratemporal,

que accede a la órbita vía plexo pterigoideo

y luego vena oftálmica. Otra vía es que

los patógenos alcancen la órbita vía vena

facial, luego vena angular. Estas venas se

comunican en la región del canto medial, y

se anastomosan con las venas supratroclear

y supraorbitaria. Finalmente, las infecciones

odontogénicas pueden alcanzar la órbita vía

fosa canina y borde inferior de la órbita.

(2)

Las infecciones orbitarias espontáneas

son raras, los patógenos más frecuentes

aislados son S. aureus, S. pyogenes, E. coli,

S.neumoniae, Haemophilus influenzae

(8)

en

el caso reportado el cultivo para anaerobios

fue negativo, sin embargo el scanner reportó

una colección en espacio masticador con gas

en su espesor y otra colección retro ocular

derecha con burbujas de gas a nivel de la

grasa intra y extra conal. En consecuencia

se puede deducir la presencia de gérmenes

anaerobios y su similitud con el reporte

de otros autores en cuanto al origen poli

microbiano de las infecciones orbitarias.

(8)

El caso reportado comenzó con una infección

submandibular luego de una exodoncia de un

Anales Oftalmológicos

Tomo V Vol. IV N˚2 2008 Santiago - Chile