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obligado en enfermedades supurativas pulmo-

nares (FQ) y en Hipertensión arterial pulmonar,

que son las dos principales causas de trasplante

pulmonar en niños

2

. Además, la sobrevida pro-

medio de pacientes pediátricos en que se realiza

trasplante monopulmonar es de 2,2 años, signifi-

cativamente menor que el trasplante bipulmonar

que es de 5,6 años

1

. En nuestra serie sólo una

paciente se realizó trasplante monopulmonar, era

una paciente con FQ con neumonectomía previa,

esta paciente falleció a los 11 años de un síndro-

me linfoproliferativo, habiendo presentado una

muy buena calidad de vida previa.

Otro aspecto importante es que debido a su

tamaño, los pacientes pediátricos tienen menor

posibilidad de obtener un órgano de tamaño com-

patible requiriendo de otras técnicas quirúrgicas,

tales como: trasplante lobar con donante cadáver

(

Split lung

) o desde donante vivo o un bipulmo-

nar con injerto reducido. En nuestra serie, ante

la imposibilidad de obtener un órgano adecuado

por tamaño, en dos pacientes se ha realizado un

trasplante bipulmonar con técnica de injerto redu-

cido. Ambos cursaron con disfunción primaria de

injerto de moderada a severa y además por hemo-

rragia post quirúrgica debieron ser re-explorados.

A la fecha, ambos pacientes están en buenas

condiciones, activos y sin limitación física. Uno

cumplió 6 meses y otro 5 años post trasplante.

De las complicaciones precoces destaca la

hemorragia con re-exploración en un 40% de los

pacientes. Tiempos operatorios prolongados, uso

de soporte extracorpóreo inciden en este mayor

riesgo de hemorragia; un paciente que usó ECMO

(oxigenador de membrana extracorpóreo) como

soporte intraoperatorio falleció por hemorragia.

Las infecciones fueron la principal com-

plicación tardía siendo los virus respiratorios

comunitarios (VRC) estacionales los predomi-

nantes (VRS, parainfluenza, bocavirus e influenza

AH1N1). El retorno a sus actividades cotidianas

como estudiantes y la reinserción social predispo-

ne a este grupo de pacientes a VRC que afectan a

la población general. La evolución en todos estos

casos ha sido satisfactoria. En un estudio reciente

de pacientes pediátricos trasplantados pulmonares

Liu y cols, encontraron una tasa de 14% de in-

fecciones virales respiratorias (IVR) en el primer

año post trasplante y una asociación significativa

entre IVR y disminución de sobrevida al año

6

.

Si

bien Khalifah y cols., concluyen en su estudio

que en pacientes trasplantados pulmonares las

infecciones virales respiratorias se han asociado a

SBO y muerte

7

.

Recientemente Liu y cols

.

, en un

estudio de 55 pacientes pediátricos trasplantados

pulmonares evaluaron el impacto de IVR a largo

plazo (seguimiento promedio de 22,2 meses) no

encontrando asociación de éstas y el desarrollo de

rechazo crónico o mortalidad

8

.

Se describe que los pacientes pediátricos

trasplantados presentan un riesgo mayor de

neoplasias de tipo síndrome linfoproliferativo

relacionado con la infección por el virus de

Epstein-Barr

con una incidencia que va desde el

4 al 15% dependiendo del tiempo post trasplante

2

.

De nuestros pacientes sólo una paciente desarro-

lló un linfoma a los 11 años del trasplante.

De 6 pacientes con seguimiento de más de un

año el 100% logró reinserción escolar completa y

el 83% cursó estudios superiores, reflejando que

el trasplante pulmonar permite un cambio en su

calidad de vida y una franca disminución en las

hospitalizaciones tan frecuentes en los pacientes

portadores de FQ.

La supervivencia en nuestra serie a 5 años

fue de 58% similar al 54% y 55% del registro de

la ISHLT y del Registro de Trasplante Español

respectivamente. Los lactantes y preescolares pa-

recen tener una mayor supervivencia comparada

con la de pacientes mayores de 11 años. Se des-

cribe que los adolescentes son menos adherentes

a los tratamientos, por lo que en este grupo de

pacientes es necesario un seguimiento estricto

para mejorar los resultados

2

.

Conclusiones

El trasplante pulmonar es una opción terapéu-

tica para niños con enfermedad pulmonar termi-

nal con resultados similares a los del trasplante en

adultos. La fibrosis quística es la indicación más

frecuente de trasplante en adolescentes a nivel na-

cional e internacional. El TP mejora la sobrevida

y la calidad de vida dándole claros beneficios en

su reinserción social y laboral.

Entre los desafíos pendientes en nuestro país

para este grupo de pacientes es extender la co-

bertura social y económica que facilite el proce-

dimiento y permitir el acceso a prioridad en las

listas de espera.

Bibliografía

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