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organismo para repararse y regenerarse aplicando

materiales provenientes de fuentes biológicas

(biomateriales) lo que ha constituido un gran

avance dentro del contexto de la medicina rege-

nerativa especialmente en las lesiones del aparato

locomotor. Ejemplos de esto son la utilización

de células madre, uso de factores de crecimien-

to y de substancias viscolelásticas que ofrecen

posibilidades reales para acelerar los procesos

normales de reparación de tejidos óseos y blan-

dos

1

. La utilización de plasma rico en plaquetas

en diversos escenarios quirúrgicos va dirigida a

obtener esos fines.

La primera comunicación del uso de plasma

autólogo rico en plaquetas la hacen Ferrari y

cols., en 1987 quienes en 15 cirugías a corazón

abierto, ahorran transfusiones de sangre homólo-

ga al re-infundir durante las mismas plasma rico

en plaquetas obtenido previo al ingreso a bomba

de circulación extracorpórea y lo que es muy

interesante, de manera intercurrente, demuestran

también una menor incidencia de infecciones en

estos pacientes

2

.

Posteriormente y en especial desde los años

‘90 en adelante se ha desatado una tendencia en

el uso de productos autólogos con el fin de opti-

mizar los procesos de reparación en un gran nú-

mero de aplicaciones. En el año 1997. Whitman

y cols., inician la era de la aplicación de PRP en

la cirugía maxilofacial comunicando su utilidad

en la regeneración de tejido blando y óseo

3

, ex-

pandiéndose desde entonces su utilización, pero

sin que haya hasta el momento estudios clínicos

randomizados controlados en seres humanos con

un gran número de pacientes que apoyen su uti-

lización. Lo que se encuentra en la literatura son

comunicaciones de casos o series de casos con un

número reducido de individuos especialmente en

el terreno de la cirugía traumatológica, maxilofa-

cial, dental y plástica y cosmética

5-10

.

Sin embargo, su uso parece tener potentes

bases fisiopatológicas. En una muestra de sangre

normal, encontramos un 93% de glóbulos rojos,

un 6% de plaquetas y un 1% de glóbulos blancos.

Activadas por la trombina, las plaquetas emiten

pseudópodos, cambian de forma y se agregan so-

bre el tejido dañado. Las plaquetas mediante este

mecanismo, son las responsables de la hemostasis

pero también, gracias a su riqueza en factores de

crecimiento, son responsables de la neoformación

de tejido conectivo y neoangiogénesis.

Como vimos en la introducción, los factores

de crecimiento más importantes presentes en

los gránulos alfa de las plaquetas son el Factor

de crecimiento transformador beta (TGF-B), el

factor de crecimiento derivado de plaquetas AB

y BB (PDGF AB-BB), el factor de crecimiento

insulínico (IGF), el factor de crecimiento del en-

dotelio vascular (VEGF), el factor de crecimiento

epidérmico (EGF) y el factor de crecimiento de

fibroblastos (FGF). Los dos primeros estimulan

la producción de células mesenquimáticas y son

responsables de formación de matriz extracelular

incluyendo tejido colágeno. Su presencia en el si-

tio de lesión estabiliza la herida y dirige la migra-

ción y división de las células mesenquemáticas

y epiteliales locales lo que lleva a la formación

de una cicatriz estable. El VEGF y el FGF-2 son

importantes en la neo angiogénesis por lo que

favorecen el aporte de nutrientes, células proge-

nitoras y neutrófilos al sitio de injuria influyendo

de esta manera en el desarrollo y la defensa del

tejido nuevo en formación y el FGF beta es im-

portante en la supresión del sistema inmune. Es

dable pensar que de esta manera, la aplicación

local de PRP en heridas y úlceras crónicas, a

menudo infectadas sea efectiva como también, la

menor incidencia de infecciones con su uso, en

cirugía cardiovascular

2

. En teoría, si aumentamos

muchas veces la concentración de estos factores

en un sitio dado, el efecto generador de tejido

nuevo también se verá multiplicado. La idea que

subyace a la preparación de PRP es la de revertir

la relación glóbulos rojos/plaquetas en la sangre,

disminuyendo la cantidad de eritrocitos a un 5%

y concentrando las plaquetas a un 94%. Se ha

demostrado que el aumento de concentración de

plaquetas en el PRP para que sea efectivo, debe

ser al menos de 1.000 x 10

6

/mL de plasma ya

que cantidades menores disminuyen su eficacia

y por otro lado, cantidades mayores no aumentan

significativamente su efecto

11,12

.

La pregunta que cabe hacer es si los méto-

dos de obtención de PRP logran realmente esa

concentración de plaquetas por un lado y por

otra parte si estas exhiben la concentración de

factores de crecimiento que se preconiza como

útiles. A este respecto, Jeon Woo Lee et al en

un interesante trabajo obtienen de voluntarios

sanos jóvenes muestras que separan en 4 grupos;

sangre total inactivada; PRP inactivado, sangre

total activada y PRP activado y concluyen que

efectivamente se logra una concentración de

plaquetas alrededor de 5 veces la cantidad en

la sangre total; el PDGF-AB es 8,28 veces ma-

yor en el PRP que en la sangre total; el PDGF

BB es 9,12 veces mayor en el PRP que en la

sangre total no habiendo diferencia estadística

significativa en las cantidades de estos factores

de crecimiento al comparar PRP no activado

vs

PRP activado. TGF-beta resultó ser 2,55 veces

más en el PRP que en la sangre total por lo que

P. Rioseco S. et al.

Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 156-165