

junio
2016.
Volumen
15
-
N
°
64
13
menores de
3
años el síntoma más común es la
irritabilidad frente a la flexión de las caderas y/o
a la palpación de la región lumbar afectada. En el
50
% de los casos el primer síntoma manifestado
es el rechazo a la marcha o al gateo, con dolor
a la sedestación y bipedestación.
El síntoma más común en los niños mayores de
3
años es el dolor de espalda, siendo descrito
en algunas series hasta el
88
% de los casos,
el que se alivia con el decúbito supino.
En algunas ocasiones pueden presentar como
único síntoma dolor abdominal, lo que estaría
en relación con la zona de localización de la
infección, a nivel de T8-L
1
.
Diagnóstico
El diagnóstico de la EPD es clínico, radiológico y
microbiológico. La clínica es bastante inespecífica
sobre todo en los menores de
3
años ya que
no pueden verbalizar su dolor.
En cuanto a los exámenes de laboratorio también
son inespecíficos, pueden estar normales o
elevados. En
1/3
de los pacientes se ha encontrado
leucocitosis, PCR elevada en un
50
%, siendo
sensible pero poco específica; es útil como control
de la evolución de la enfermedad.
Se recomienda siempre solicitar VHS, ya que
habitualmente se encuentra elevada.
Como los hemocultivos tienen un bajo rendimiento
en la identificación del patógeno, entre un
40-60
%,
en caso de negatividad se solicita Biopsia del disco
guiada por TAC, siendo esta positiva en el
90
%
de los casos; en caso de ser negativa se plantea
realizar una biopsia abierta. Se debe solicitar a la
muestra tinción de gram, cultivo para anaerobios,
aerobios, micobacterias, hongos, brucella spp,
PCR específicas y análisis histopatológico. Algunos
autores describen que en todo paciente con
sospecha de una EPD se debe solicitar un PPD
6
.
Frente a la sospecha de EPD el estudio de imagen
inicial debe ser una Rx simple de columna, a
pesar de su baja sensibilidad y especificidad
57
%.
Cambios radiológicos más frecuentes, observados
después de
2
semanas de evolución de la EPD,
son la disminución de la altura discal, irregularidad
de los platillos vertebrales y pérdida de la lordosis.
El examen de elección es la Resonancia nuclear
magnética de columna, debido a su alta
sensibilidad
96
% y especificidad
94
%. Debe
solicitarse frente a la sospecha clínica, en las
primeras etapas, cuando los cambios no se
evidencian en otras pruebas de imágenes.
Se caracteriza por su precocidad diagnóstica,
dentro de las primeras
48
hrs. de evolución. Su
hallazgo más precoz, pero inespecífico, es la
disminución de la altura del disco intervertebral y
el edema interóseo; y su hallazgo más específico
es la destrucción de los platillos epifisiarios.
Además es útil para detectar complicaciones como
abscesos paravertebrales, epidurales, protusión
discal y afectación vertebral extensa.
Una de las diferencias significativas en la RNM
de EPD piógena y granulomatosa; es que en las
primeras etapas de la EPD granulomatosa no se
observa alteración a nivel del disco intervertebral.
Cuando no es posible realizar una RNM, estaría
indicado solicitar un Cintigrama óseo, examen
muy sensible en localizar la lesión
90
%, pero poco
específico
78
%.