La clave de esta interacción está mediada por células inmunitarias.
Estos indicadores podrían conducir a una forma de diagnosticar y comenzar el tratamiento antes de que se desarrolle la enfermedad.
Científicos de la Universidad de Bath, en el Reino Unido, han perfeccionado una molécula para prevenir la enfermedad, que podría convertirse en un fármaco para tratar esta mortal condición neurodegenerativa.
En un estudio a gran escala, más de 160.000 personas proveyeron de información acerca de sus costumbres intestinales. Estos datos fueron cruzados con información genética.
Los días de calor extremo se asocian con un mayor riesgo de visitas a urgencias por cualquier causa, enfermedades relacionadas con el calor, renales y trastornos mentales.
En el primer estudio de este tipo, los investigadores concluyeron que la cafeína aumenta el estado de alerta y la precisión de detección de objetivos en movimiento.
La confluencia de la tecnología inalámbrica y los biosensores ofrece la posibilidad de detectar y gestionar condiciones médicas fuera de los entornos clínicos.
Su composición varía dependiendo del cronotipo de las personas: madrugadores y dormilones.
Un estudio identificó seis loci de susceptibilidad genética para el síndrome de intestino irritable (SII).
Los desinfectantes biocidas son herramientas esenciales en el control de infecciones, pero su uso puede contribuir inadvertidamente a la aparición de bacterias.