Revista Neumología Pediátrica | Contenido disponible en www.neumologia-pediatrica.cl 4 Dr. Javier Cifuentes Recondo Clínica Indisa – Neored. Profesor Adjunto Pediatría. Universidad Nacional Andrés Bello Santiago, Chile Attribution-NonCommercial 4.0 International. Click AQUÍ EDITORIAL EL IMPACTO DE LARGO PLAZO DE LA PREMATURIDAD THE LONG-TERM IMPACT OF PREMATURITY En la medida que el desarrollo del país en sus distintas dimensiones impacta positivamente en los indicadores sanitarios, el grupo de recién nacidos (RN) muy prematuros, es decir aquellos que nacen antes de las 32 semanas de gestación, adquieren una importancia creciente por su rol en algunos de esos indicadores de morbilidad y mortalidad, no solo durante la infancia, sino que durante todas las etapas de la vida desde el período neonatal hasta la adultez. A pesar de la caída en la tasa de natalidad chilena en las últimas décadas (de 17.01/1000 habitantes el 2000 a 11.01 el 2019), los nacimientosmuy prematuros de 24 a 32 semanas han aumentado significativamente. En el año 2000 representaron el 0.87% de los nacimientos (2.164 niños) y en el 2019 el 1.22% (2.567 niños), es decir en dos décadas la importancia relativa de este grupo aumentó un 44% y su número absoluto un 18,6%. En el año 1999 el 68.9% sobrevivía al primer año, en el 2020 el 80%. No obstante la mejor sobrevida, su importancia relativa en la mortalidad infantil es mayor, ya que aumentó desde un 28.8% a un 36,6% en el mismo período (1). Este comportamiento ha sido observado en todos los países desarrollados, en los cuáles la sobrevida reportada para este grupo de RN se acerca al 90% (2). A la luz de la evidencia actual no se esperan cambios de tendencia en las tasas de prematuridad, pues a pesar de los cuantiosos recursos destinados al estudio de medidas preventivas, no se ha identificado a la fecha ninguna estrategia efectiva. Los reportes de redes de unidades neonatales de distintos países, enfocadas en este grupo de RN, muestran no solo su rol en la morbimortalidad neonatal, sino que su creciente impacto en la morbilidad más tardía, como la insuficiencia intestinal en prematuros que han presentado enterocolitis necrotizante graves, parálisis cerebral, sordera, ceguera como consecuencia de la retinopatía del prematuro, efectos en distintas áreas del neurodesarrollo como manifestaciones del espectro autista, alteraciones en el aprendizaje, y otros aun no bien dimensionados, que se manifiestan más tarde en la niñez y adultez temprana. Entre las consecuencias más frecuentes de mediano y largo plazo de la prematuridad, se encuentran sus efectos sobre la morbilidad respiratoria. La forma más común de morbilidad respiratoria en prematuros es la displasia broncopulmonar (DBP), que tiene una incidencia que varía en los distintos reportes según el grado de prematuridad de la población estudiada, las definiciones utilizadas y según prácticas médicas locales. Aproximadamente el 10 – 50% de los RN < 32 semanas al nacer (3,4) evolucionan con DBP con distintos grados de gravedad, desde formas más leves en las que la necesidad de oxigenoterapia se mantiene por algunos meses después de nacidos, hasta formas graves con requerimiento prolongado de ventilación mecánica, complicaciones hemodinámicas graves (hipertensión pulmonar y/o sistémica), desnutrición y asociación con mayor compromiso en el neurodesarrollo. Algunos de estos niños evolucionan con condiciones crónicas dependientes de apoyo intensivo durante los primeros años de vida (ventilación, traqueostomía). El impacto de la prematuridad en la patología respiratoria durante la infancia, no solo se restringe a los niños con DBP. Los prematuros tienen un mayor riesgo de rehospitalización después del alta, 15 – 40% (5), principalmente por infecciones virales, lo que se ha logrado atenuar con políticas como el retraso en su incorporación a salas cuna, privilegiando el cuidado en el hogar durante los primeros años, el uso de profilaxis
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