pulmonares de base como sibilancias recurrentes, displasia broncopulmonar, fibrosis quística, enfermedades neuromusculares, cardiopatías congénitas con repercusión hemodinámica, entre otras. Hidratación y nutrición Con respecto a esta intervención, las cuatro guías recomiendan mantener la hidratación y la alimentación por vía oral como primera opción, siempre que sea posible. Esta debe ser lenta y fraccionada, para no aumentar la dificultad respiratoria y mejorar la tolerancia. La alimentación por sonda nasogástrica o la hidratación por vía parenteral se plantea como una opción cuando la vía oral no esté disponible, por gravedad del paciente o mala tolerancia oral. La guía americana hace hincapié en la importancia de evaluar el estado de hidratación de los lactantes, ya que secundario a la dificultad para alimentarse por la disnea, los pacientes podrían tener una ingesta muy disminuida, llevándolos a una deshidratación. Existe una revisión de Cochrane publicada el año 2021, que comparó la hidratación por SNG versus parenteral en lactantes hospitalizados por BA, evaluó si se presentaban diferencias en la duración de la hospitalización, tiempo hasta lograr vía oral, números de intentos y complicaciones asociado a inserción de SNG o vía venosa, duración de requerimientos de O2 o soporte ventilatorio e ingreso a UCI. No se encontraron diferencias significativas con respecto a duración de hospitalización, ni los otros outcomes relacionados a severidad del cuadro. Se encontraron diferencias significativas en cuanto al número de intentos necesarios para insertar la SNG o vía endovenosa, y los eventos adversos asociados, en que SNG fue superior en ambos. En relación a hidratación se sugiere mantener una hidratación adecuada, sin sobre hidratar lo que podría estar asociado a aumento de compromiso pulmonar por edema. En casos muy severos que requieran de apoyo ventilatorio invasivo, podría, incluso restringirse el aporte de volumen. Aseo nasal Es la intervención recomendada por todas las guías. Las guías americanas e italianas especifican que debe ser un aseo nasal superficial, y no profundo, debido a los posibles efectos adversos asociados como trauma de la mucosa nasal. En un estudio retrospectivo observacional, publicado el año 2013, donde se evaluó la relación entre la duración de la hospitalización por bronquiolitis y, el tipo y la frecuencia del aseo nasal realizado, se observó una mayor duración de hospitalización cuando se realizaba aseo nasal profundo vs superficial (2,35 días vs 1,75 días) y también mayor duración de hospitalización cuando el aseo nasal se realizaba con una frecuencia mayor a cada 4 hrs (2,64 días vs 1,64 días). Un estudio observacional publicado el año 2015, observó si existían cambios en la saturometría de oxígeno previo y posterior al realizar aseo nasal, en niños diagnosticados con bronquiolitis en un servicio de urgencias, se encontró que los niveles de SatO2 aumentaban un 3.65% posterior al aseo nasal, con una media de 94% pre aseo nasal y un 97% post aseo nasal. 25 noviembre 2024. Volumen 23 - N°86
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