El sabor salado de la autoinmunidad
En enfermedades autoinmunes, el cuerpo se somete a una respuesta inmunológica inapropiada que causa la inflamación excesiva con efectos destructivos en células y tejidos. Actualmente, alrededor de 23,5 millones de estadounidenses sufren de una condición autoinmune, y ese número va en aumento. Las razones detrás de la creciente prevalencia son desconocidas, pero las influencias ambientales, como la dieta, pueden jugar un papel importante. Por ejemplo, se sabe que la presión arterial elevada no es el único peligro asociado a la sal, de hecho, se suele informar de los efectos beneficiosos de una dieta baja en sal sobre las condiciones autoinmunes, y durante años se les ha recomendado a los pacientes con estos trastornos que eviten su consumo. Ahora, nuevas publicaciones, en prestigiosas revistas biomédicas, confirman tales observaciones clínicas de que la sal puede aumentar la inflamación asociada a varias enfermedades autoinmunitarias.
Sal y la respuesta inmune
Los linfocitos T cooperadores son cruciales en la defensa contra la infección. Mediante la producción de citocinas, activan y modulan la respuesta inmune. Se han identificado tres sub-poblaciones de linfocitos T cooperadores según las citoquinas específicas que producen, en función del agente patógeno a contrarrestar y la forma en que éstas regulan la respuesta inmunológica (fig. 1). Los linfocitos T cooperadores 17 (Th17) producen el prototipo de citoquinas interleuquina-17, así como la interleucina-21 y la interleucina-22, todas fundamentales en la defensa contra las bacterias y los hongos. Debido a sus potentes propiedades inflamatorias, sin embargo, los linfocitos Th17 también confieren susceptibilidad a enfermedades autoinmunes.
La alimentación parece ser un factor determinante de la diferenciación de células T. Recientemente, dos estudios independientes identificaron un sorprendente culpable en la inducción de respuestas exageradas tipo Th17: la sal. Aunque la modulación de la producción de citoquinas y la función de los macrófagos por el cloruro de sodio ya se había informado, estas investigaciones son las primeras en demostrar un efecto salino en la inmunidad adaptativa. A pesar del hecho que los dos grupos de investigaciones utilizaron diferentes enfoques, ellos llegaron a las mismas conclusiones: modestos incrementos del cloruro de sodio mejoraron notablemente las respuestas Th17 in vitro, al igual que una dieta alta en sal en vivo. Los mecanismos moleculares que subyacen a la detección de los iones de sodio y la activación inicial de células Th17 han sido en gran parte clarificados: la sal hipertónica activa directamente la quinasa SGK1, que a su vez estabiliza la interleucina-23R y por lo tanto refuerza el fenotipo Th17. También es capaz de estimular otras moléculas que inducen la expresión de SGK1 (fig. 1). Los efectos de la modulación de Th17 por la sal aumentaron la gravedad de la encefalomielitis autoinmune experimental (un modelo de esclerosis múltiple) en ratones, en comparación con el nivel de severidad observado en condiciones normales de sal.
Figura 1: efecto y respuestas de las concentraciones salinas hipertónicas
Los linfocitos precursores cooperadores T (Th0) se clasifican como células tipo 1 (Th1), tipo 2 (Th2) y Th17, en función de sus perfiles de producción de citoquinas. Dos nuevos estudios vinculan las concentraciones salinas hipertónicas a un aumento de respuestas Th17. La salina hipertónica tiene un doble efecto sobre la diferenciación de células Th17: induce directamente la quinasa SGK1, que estabiliza el ARN mensajero (ARNm) de la interleucina-23R, reforzando el fenotipo Th17, y la p38 proteína quinasa activada por mitógeno y el factor de transcripción factor nuclear 5 de células T activadas (NFAT5), que inducen la expresión de SGK1. Por medio del aumento de la producción de citoquinas tales como el factor de interleucina-17A y la interleucina-17F estimulante de colonias de granulocitos-macrófagos (GM-CSF), y el factor de necrosis tumoral (TNF), las células Th17 estimuladas pueden modular la defensa del huésped y exacerbar las enfermedades autoinmunes.
Este descubrimiento da una idea de la inducción de respuestas Th17 en condiciones fisiológicas. Cuando las concentraciones plasmáticas de sodio son aproximadamente 140 mM, se generan niveles entre 160 y 250 mM en el intersticio y los tejidos linfoides. Parece que se necesitan condiciones de alto contenido de sal en estos tejidos para una óptima respuesta inmune adaptativa durante la infección. En contraste, la concentración relativamente baja en sangre puede proporcionar protección contra la inflamación sistémica impulsada por Th17.
Aunque los efectos de una dieta alta en sal en la encefalomielitis autoinmune experimental son dramáticos, las implicaciones médicas no son tan claras. No se ha podido encontrar evidencia clínica o epidemiológica que apoye un resultado en la autoinmunidad humana. Una regulación más estricta pudiese explicar la falta de dichas pruebas, pero se necesitan estudios sistemáticos al respecto. En base a los datos experimentales proporcionados por estos recientes estudios, es tentador proponer que se inicien ensayos clínicos que investiguen las dietas de bajo contenido de sal en el tratamiento y prevención de enfermedades autoinmunes. Aunque se trata de un paso lógico, se debe ser consciente que la alteración de la ingesta de sal genera cambios en los metabolitos circulantes, en mediadores y hormonas, así como en el sistema renina-angiotensina, creatinina, glucosa e incluso en catecolaminas, lo que podría a su vez influir en la respuesta inmune y la autoinmunidad. Además, los resultados de uno de los estudios indican que la sal afecta el inicio, en lugar de la mantención, de la respuesta Th17; por lo tanto, las medidas dietéticas no pueden alterar el curso de una enfermedad ya presente.
Una aplicación clínica inesperada se refiere al uso terapéutico de la solución salina hipertónica. Considerando que la citoquinas derivadas de Th17 causan susceptibilidad a las enfermedades autoinmunes, ellas también son un pilar de las defensas de la mucosa y cutáneas. Se ha demostrado que el uso de solución salina hipertónica disminuye la incidencia de infección postoperatoria y mejora la supervivencia después de procedimientos espinales. Los efectos de Th17 producidos por solución salina proporcionan un fundamento para la realización de estudios que validen y amplíen esta intervención clínica, resultando especialmente importante en pacientes con inmunodeficiencias primarias relacionadas con los linfocitos Th17, como es el caso de la candidiasis mucocutánea crónica y el síndrome de hiper-IgE.
Fuente bibliográfica
A Salty Taste to Autoimmunity
Jos W.M. van der Meer, M.D., Ph.D., and Mihai G. Netea, M.D., Ph.D.
Medicine, Radboud University Nijmegen Medical Center, Nijmegen, the Netherlands.
DOI: 10.1056/NEJMcibr1303292