Buena dieta para envejecer mejor
Se sabe que cuando se reduce (restricción dietética) la ingesta de alimentos en microorganismos y roedores, éstos viven más tiempo que aquellos alimentados normalmente. Un efecto similar se observa cuando la actividad de las vías de señalización que son sensibles a los nutrientes se reduce por mutaciones o inhibidores químicos. En roedores, tanto la restricción dietética y la disminución de nutrientes pueden atenuar la pérdida funcional y las enfermedades ligadas a la edad, incluyendo tumores y degeneración neuronal. La restricción dietética también prolonga la vida y protege contra la diabetes, el cáncer y la enfermedad cardiovascular en algunos animales, y en seres humanos produce cambios protectores contra estas patologías generalmente asociadas al transcurso de los años.
Además, los tumores y la diabetes también son poco frecuentes en seres humanos con mutaciones en el receptor de la hormona del crecimiento, y con variantes genéticas naturales de las vías de detección de nutrientes, lo que conlleva a un mayor período de vida humana. Por lo tanto, el control dietético y la menor actividad de las vías metabólicas sensibles a nutrientes podrían retardar el envejecimiento mediante mecanismos similares, que se han conservado durante la evolución.
Dieta y envejecimiento
El principal objetivo de las investigaciones sobre el envejecimiento ha sido mejorar la salud de los ancianos. El descubrimiento en 1930 que una reducción en la ingesta de alimentos podría extender la vida útil de ratones de laboratorio fue una impresionante demostración que el envejecimiento es modificable. Estos animales con restricción calórica no sólo vivieron más que sus compañeros alimentados de forma libre, sino que estuvieron protegidos contra la mayor pérdida de la función y de enfermedades asociadas con el envejecimiento, incluyendo cáncer, nefropatía, sarcopenia, enfermedad metabólica y la neurodegeneración. Desde entonces, el control de las calorías ha demostrado promover la longevidad en diferentes seres, incluyendo arañas, escarabajos, peces y perros, así como en otros organismos de laboratorio utilizados en investigación biomédica: levaduras, gusanos nematodos, moscas de la fruta y ratones.
La fuerte conservación evolutiva de los beneficiosos efectos de una menor ingesta de alimentos sugiere que mecanismos comunes podrían estar presentes en diferentes especies y que por lo tanto se podrían utilizar organismos más simples para descubrir posibles objetivos farmacológicos que sean capaces de mejorar la salud humana durante el proceso de envejecimiento. En efecto, la red de señalización de detección de nutrientes constituido por la insulina, el factor de crecimiento insulínico y la rapamicina, se ha mantenido muy conservada durante la evolución, siendo capaz de mediar algunos de los efectos de la restricción calórica en animales.
La idea que el consumo de calorías pueda mejorar el envejecimiento humano recibió un impulso en 2009, con la publicación de los resultados de un estudio de 20 años de duración con monos rhesus. A los animales del grupo control se les proporcionó un suministro de alimento ad libitum, mientras que los experimentales recibieron 70% de la ingesta libre. Aquellos con menor consumo colórico tuvieron menos muertes relacionadas con la edad y eran más saludables a medida que envejecían, con menor incidencia de diabetes, cáncer, enfermedad cardiovascular y atrofia cerebral. Sin embargo, estos prometedores resultados han sido cuestionados por un segundo estudio del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento. En éste, un grado similar de restricción calórica mejoró sólo algunas medidas metabólicas, disminuyendo la incidencia de la diabetes y en gran medida la presencia de cáncer, pero no controló las enfermedades cardiovasculares o muerte relacionada con la edad.
A primera vista, estos resultados pudiesen ser conflictivos, pero las diferencias en el diseño experimental pudiesen explicar la discrepancia y proporcionar pistas sobre los aspectos de la dieta que son importantes para un envejecimiento saludable.
En primer lugar, los grupos de control en ambos ensayos fueron tratados de manera diferente. En el primero, los controles fueron alimentados ad libitum sin ninguna restricción sobre el consumo, mientras que en el estudio posterior los monos recibieron y consumieron una cantidad fija de comida más baja con el fin de prevenir la obesidad. El trabajo con animales de laboratorio ha demostrado que los beneficios de la restricción calórica son cuantitativos, con fuertes reducciones en la ingesta de alimentos que producen una mayor extensión del tiempo de vida, eso sí, evitando que la malnutrición aparezca. Los animales controles en el último estudio recibieron una dieta poco baja en calorías, de hecho eran más ligeros en peso que los controles en el estudio previo. Por lo tanto, pudieron haber tenido algunos beneficios de la restricción calórica, limitando el poder de detectar cualquier beneficio adicional, comprometiendo fuertemente la intervención.
En segundo lugar, la composición de las dietas en las dos investigaciones era diferente. Aunque las proporciones de hidratos de carbono, grasa y proteína fueron similares, la sacarosa representaba casi el 30% de la dieta en el primer estudio, pero sólo el 4% en el segundo. Esto podría explicar por qué la diabetes se desarrolló mucho más en los ratones controles del primer análisis. Los ensayos en modelos animales, incluyendo a roedores, han demostrado que la reducción de la ingesta de determinados nutrientes, como los aminoácidos especialmente específicos, en lugar de la reducción de consumo de calorías, predice mejoras de la salud debido al menor consumo de alimentos. Esta observación pone de relieve la importancia de la restricción de la dieta sobre la restricción calórica: efectos sobre la salud de la reducción de la ingesta total de alimentos a menudo dependerá de la composición de la dieta con que se alimenta a los controles.
¿Cuáles son las implicaciones para la dieta y la salud durante el envejecimiento? Probablemente nunca se sabrá si la limitación dietética pueda extender la duración de la vida humana debido a la baja adhesión a un exigente régimen de nutrición. Estudios en voluntarios sugieren que la restricción dietética puede mejorar la salud metabólica y cardiovascular, y reducir la inflamación. Los análisis epidemiológicos han indicado en repetidas ocasiones asociaciones entre el índice de masa corporal (IMC), el grado de aumento de peso después de los 18 años, el peligro de enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer, y el riesgo de muerte. Todos los beneficios para la salud de la restricción dietética pueden por lo tanto depender en parte de la IMC. Los animales de laboratorio, incluidos los monos rhesus, se asemejan a los humanos en que cuando son alimentados libremente ganan peso a medida que envejecen, por lo que no es de extrañar los beneficios sobre la salud de la restricción dietética. Si bien se puede enviar mensajes importantes sobre la composición de una dieta óptima en seres humanos, la información cuantitativa sobre los resultados en salud es deficiente. Se está haciendo evidente a partir de estudios en animales que tanto la proporción y composición proteica pueden tener consecuencias importantes para la salud. Por lo tanto, el ajuste constitutivo de la dieta podría tener efectos positivos sobre la lozanía humana que no se limitarían solamente a personas con sobrepeso u obesidad.
Fuente bibliográfica
Diet and Healthy Aging
Linda Partridge, Ph.D.
Max Planck Institute for Biology of Aging, Cologne, Germany; and the Institute of Healthy Aging, Department of Genetics, Evolution, and Environment, University College London, London.
N Engl J Med 2012; 367:2550-2551