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08 Abril 2025

Sucralosa y sacarosa: diferencias en la regulación del apetito

Los edulcorantes no calóricos parecen estimular el flujo sanguíneo en el hipotálamo y aumentar la sensación de hambre en comparación con el azúcar común.

En las últimas tres décadas, la obesidad ha crecido de manera alarmante, convirtiéndose en un serio desafío para la salud pública. El incremento en el consumo de bebidas azucaradas ha sido vinculado directamente con esta tendencia al alza del peso corporal. Como respuesta, se recurre a edulcorantes no calóricos, como la sucralosa, para sustituir al azúcar, aunque persisten inquietudes acerca de sus posibles efectos negativos sobre la salud cardiometabólica y el control del peso. 

Además, ciertas investigaciones plantean que estos edulcorantes pueden estimular el apetito, probablemente porque proporcionan sabor dulce sin desencadenar las señales metabólicas que comúnmente le indican al hipotálamo que reduzca la sensación de hambre.

Este estudio, dirigido por la investigadora Sandhya Chakravartti de la Universidad del Sur de California en EE. UU., analizó el impacto de la sucralosa en el flujo sanguíneo hipotalámico, así como en los niveles de glucosa plasmática, insulina y péptido similar al glucagón 1 (GLP-1) en individuos con diferentes pesos corporales.

Se llevó a cabo un ensayo cruzado aleatorizado con 75 adultos jóvenes que incluían individuos con peso saludable, sobrepeso u obesidad. Los participantes consumieron una bebida que contenía sucralosa, sacarosa o simplemente agua. Utilizando resonancia magnética de perfusión con etiquetado de espín arterial pulsado (pASL), se evaluó el flujo sanguíneo al hipotálamo. Además, se midieron los niveles sanguíneos de glucosa, insulina y GLP-1, así como las sensaciones de hambre de los participantes.

El consumo agudo de sucralosa, en comparación con sacarosa, estimuló el flujo sanguíneo en el hipotálamo y aumentó las respuestas de hambre. Cuando se comparó la sucralosa con agua, también se observó un incremento en el flujo sanguíneo hipotalámico, aunque no hubo variaciones en las sensaciones de hambre. La sacarosa, a diferencia de la sucralosa, elevó los niveles de glucosa periférica, lo que se relacionó con una disminución en el flujo sanguíneo medial del hipotálamo. Además, la sucralosa mostró un efecto positivo en las conexiones funcionales entre el hipotálamo y las áreas cerebrales implicadas en la motivación y el procesamiento somatosensorial, en comparación tanto con la sacarosa como con el agua.

Los hallazgos sugieren que los edulcorantes no calóricos, como la sucralosa, pueden afectar los mecanismos clave del hipotálamo que regulan el apetito. Factores individuales como el sexo, la adiposidad y la resistencia a la insulina parecen influir en la interpretación del sabor dulce y las señales metabólicas. La discrepancia entre la expectativa calórica y la falta de energía real podría alterar la activación hipotalámica en comparación con edulcorantes calóricos, afectando la regulación del apetito y las respuestas metabólicas a largo plazo. Ante la popularidad de estos edulcorantes, es esencial investigar sus efectos prolongados en la salud.

Fuente bibliográfica

Non-caloric sweetener effects on brain appetite regulation in individuals across varying body weights

Chakravartti SP, et al.

https://doi.org/10.1038/s42255-025-01227-8