Niveles de estrés son los mismos con o sin fechas límite
A diferencia de los estudios retrospectivos y basados en cuestionarios, esta investigación fue hecha es en tiempo real y multimodal, e incluye mediciones fisiológicas, observacionales y psicométricas.
Los plazos son parte integrante del trabajo del conocimiento moderno. Los periodistas deben entregar sus columnas semanales, los directivos sus informes mensuales y los investigadores sus trabajos y propuestas a tiempo. A pesar de su ubicuidad, los plazos evocan sentimientos negativos y se perciben como acontecimientos desafiantes. Por ello, existe una tendencia a eliminarlos en la medida de lo posible. Por ejemplo, la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos introdujo en algunos de sus programas la supresión de los plazos de presentación. Sin embargo, los críticos sostienen que, aunque sean dolorosos, son necesarios porque motivan a la gente a actuar.
Investigadores de la Universidad de Houston, Texas A&M (EEUU) y el Politécnico de Milán (Italia) se propusieron abordar la cuestión de fondo: "¿Incurre el trabajo del conocimiento cerca de las fechas límite en una mayor carga simpática?". La activación simpática es el estado de excitación fisiológica que indica hasta qué punto las personas están "de puntillas", y a menudo conduce al estrés. Por eso, hay que controlar su intensidad y duración.
Siguiendo un protocolo ético aprobado por la institución, se vigiló a 10 investigadores que dieron su consentimiento mientras trabajaban en la oficina en los dos días previos a una fecha límite crítica, y en otros dos días sin fecha límite. Se colocaron cámaras en miniatura en las oficinas para grabar discretamente su fisiología facial y sus expresiones, así como sus movimientos a lo largo de la jornada laboral. La activación simpática de los participantes se midió cada segundo mediante la cuantificación de sus niveles de transpiración perinasal.
Aplicando modelos de datos avanzados a cientos de horas de grabaciones de datos, el equipo descubrió que experimentan una elevada activación simpática mientras trabajan, lo que habla de la naturaleza desafiante de la profesión. Sorprendentemente, esta se mantiene prácticamente igual con o sin plazos de entrega.
Los únicos factores que se encontró que la exacerbaban fueron el uso extensivo del smartphone y la lectura/escritura prolífica. El primer factor es una manifestación de las tendencias de adicción a los gadgets que han alterado los comportamientos humanos en general. El segundo forma parte del trabajo de investigación y, por tanto, es inevitable.
Afortunadamente, los investigadores parecen autorregular el aumento de su activación simpática ajustando instintivamente la frecuencia de las pausas físicas. Se observó que, por término medio, hacen una pausa física cada dos horas. A partir de esta base, el análisis de los datos mostró que por cada aumento del 50% en la activación simpática, la frecuencia de las pausas casi se duplica, lo que revela los límites del trabajo cognitivo bajo un estrés creciente.
El estudio naturalista no sóoo aporta nuevos conocimientos sobre los comportamientos de los investigadores, sino que también pone en tela de juicio algunas opiniones predominantes sobre los plazos. Con los recientes avances en computación afectiva, se espera que este tipo de informes proliferen en todos los ámbitos.