Memoria de las obras de arte es predecible
Tras examinar las propiedades visuales de los cuadros y las influencias del entorno de una galería, se revela un modelo basándose únicamente en sus características perceptivas
La lógica sugiere que contemplar arte es una experiencia personal; la mayoría de los que miran un cuadro o una estatua salen con sus propios pensamientos o sentimientos respecto a la obra. Esto se debe a que las personas aportan su propia personalidad y experiencias a la hora de interpretar el arte. Pero esta experiencia puede no ser tan individualista como cabría esperar.
Para averiguar qué hace que una obra de arte sea memorable, investigadores de la Universidad de Washington (EEUU) realizaron tres tipos de experimentos. El primero consistió en pedir a más de 3.000 voluntarios en línea que vieran una serie de cuadros y que después los vieran mezclados con otros, mientras se les preguntaba cuáles de ellos recordaban de la primera serie. Al analizar los resultados, descubrieron que la mayoría recordaba los mismos.
En el segundo experimento, pidieron a un grupo de 19 personas que pasearan por un museo asegurándose de mirar todas las pinturas. Tras la visita, cada uno realizó una prueba de memoria. Al igual que en el primero, tendían a recordar los mismos cuadros.
En el tercero, el equipo adoptó un enfoque diferente: pidió a los voluntarios en línea que valoraran la belleza, el tono emocional y el grado de familiaridad que sentían al mirar las obras, así como lo interesantes que les parecían. Descubrieron que el único factor que influía en la memorización era lo interesantes que les parecían.
Para dar un giro adicional, también utilizaron una aplicación de inteligencia artificial de aprendizaje profundo llamada ResMem, diseñada para predecir lo memorables que serían los cuadros cuando los vieran las personas. Descubrieron que la aplicación tendía a elegir los mismos cuadros que los voluntarios en los tres experimentos.