La mente después de la medianoche
La vigilia luego de esa hora desencadena una serie de cambios neurofisiológicos que se reflejan en actitudes negativas.
Los ritmos circadianos influyen en la fisiología y el comportamiento humanos promoviendo la vigilia y la cognición durante el día y reduciendo la actividad cortical para dormir por la noche. La alteración del sueño aumenta el riesgo de incidencia y empeoramiento de las enfermedades psiquiátricas y este riesgo puede derivar parcialmente de la vigilia nocturna.
Durante la noche biológica, la capacidad cognitiva y la regulación del estado de ánimo disminuyen y "la razón duerme" probablemente debido tanto a la pérdida intrínseca de sueño, como a las influencias del ritmo circadiano.
Investigadores de la Universidad de Harvard y Pensilvania plantearon una hipótesis que sugiere que cuando los seres humanos están despiertos durante la noche biológica circadiana -después de la medianoche- se producen cambios neurofisiológicos en el cerebro que alteran la forma en que interactuamos con el mundo, especialmente las acciones relacionadas con el control de los impulsos, el procesamiento de la recompensa y el procesamiento de la información.
Estos cambios pueden hacer que sea más probable que vea el mundo de forma negativa, que se involucre en comportamientos perjudiciales y que tome decisiones impulsivas (incluidas las asociadas a comportamientos adictivos como el abuso de sustancias y el juego) sin pensar plenamente en las consecuencias.
Los hallazgos podrían tener amplios efectos en las personas que tienen que estar despiertas por la noche para trabajar, como los pilotos, los policías, los trabajadores sanitarios y el personal militar. La investigación también podría conducir a nuevas estrategias para reducir los trastornos por consumo de sustancias, los delitos violentos, los suicidios y otros comportamientos nocivos.
En resumen, la influencia circadiana en la (neuro) fisiología difiere a lo largo de las 24 horas. Durante el día, los niveles moleculares, las actividades neuronales y la capacidad de respuesta están sintonizados con nuestro comportamiento habitual, la vigilia, que incluye la actividad locomotora, la alimentación, las interacciones conscientes con nuestro entorno.
Durante la noche, estos parámetros están sintonizados con el comportamiento habitual del sueño. Por lo tanto, si estamos despiertos en estos momentos, la neurofisiología es propensa a fomentar la desregulación del comportamiento, especialmente cuando estos efectos de la hora del día se combinan con la pérdida o la interrupción del sueño.
La hipótesis de los investigadores es que la vigilia nocturna produce la Mente después de la Medianoche, una combinación de disminuciones dependientes del sistema circadiano en la actividad y la capacidad de respuesta molecular y cortical con alteraciones dependientes de la pérdida de sueño en la señalización sináptica y la conectividad cortical. El aumento del afecto negativo y la disminución del afecto positivo producen un enfoque atencional estrecho en los estímulos neutros o negativos a los que una amígdala hiperactiva asigna una saliencia emocional incorrecta o excesiva.
Esta información sesgada alimenta entonces un sistema de recompensa/motivación aberrante caracterizado por niveles elevados de dopamina, una disponibilidad alterada de sus receptores, un aumento de la actividad en el núcleo accumbens (estriado ventral) y una reducción de la actividad en el caudado y el putamen (estriado dorsal), lo que da lugar a una disminución de la actividad durante la recepción de la recompensa, pero a una maximización de la anticipación/expectativa de recompensa, en particular para los comportamientos de riesgo.