Brilacidina potencia la actividad antifúngica de la caspofungina
Los estudios iniciales demostraron que la combinación no es tóxica para las células epiteliales basales alveolares humanas y puede reducir significativamente la carga fúngica de A. fumigatus en un modelo murino inmunodeprimido.
Las enfermedades fúngicas afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo y son responsables de 1,5 millones de muertes al año. La aspergilosis engloba un grupo de enfermedades heterogéneas causadas por Aspergillus spp. En pacientes inmunocompetentes e inmunodeprimidos, se caracteriza por enfermedades no invasivas e invasivas, respectivamente. La forma más letal, en receptores tanto de células madre hematopoyéticas como de trasplantes de órganos sólidos, es la de tipo pulmonar invasiva (API) y A. fumigatus es la principal causa de esta enfermedad, que comprende >300.000 casos en todo el mundo y se asocia a una tasa de mortalidad de hasta el 90% en las poblaciones más susceptibles.
Gracias al uso de varios métodos diferentes, investigadores de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de Ribeirão Preto (Brasil) llegaron a la conclusión de que la combinación de brilacidina con caspofungina o voriconazol podía matar cepas resistentes de varias especies de hongos que causan infecciones en humanos, como Aspergillus fumigatus, causante de la aspergilosis pulmonar invasiva.
Además, la brilacidina por sí sola, bloqueó el crecimiento de A. fumigatus y el desarrollo de la enfermedad en un modelo animal de queratitis fúngica, una infección de la córnea que afecta a entre un millón y dos millones de personas al año en todo el mundo, sobre todo en países tropicales con una intensa actividad agrícola, ya que suele ser consecuencia de la abrasión de la córnea por restos vegetales. En Estados Unidos y otros países desarrollados, el uso de lentes de contacto contaminadas por hongos es el principal factor de riesgo.
La farmacorresistencia se produce cuando un microorganismo (hongo, bacteria o virus) encuentra la forma de sobrevivir y seguir multiplicándose incluso en presencia de un inhibidor. De ahí la importancia de disponer de varios fármacos con mecanismos de acción diferentes para poder elegir uno en lugar de otro si una cepa se muestra resistente.
Sin embargo, mientras que existen nueve clases de antibacterianos, solo cuatro clases de antifúngicos están disponibles comercialmente. La caspofungina es un ejemplo. Lleva algún tiempo disponible, con un mecanismo de acción que inhibe la síntesis de la pared celular, una estructura relacionada con la integridad que rodea la membrana plasmática.
Otra ventaja de la brilacidina detectada por los investigadores fue que su combinación con caspofungina o voriconazol actuó contra distintas especies de hongos. En pruebas realizadas con un modelo animal, caspofungina-brilacidina fue eficaz contra otras especies además de A. fumigatus, como Candida albicans, Candida auris y Cryptococcus neoformans.
Estas y otras especies se conocen como superhongos debido a su gran resistencia a los fármacos y han sido responsables de graves infecciones hospitalarias.
También descubrieron que la combinación brilacidina-voriconazol era eficaz tanto contra A. fumigatus como contra especies del orden Mucorales que causan graves deformaciones faciales y se encuentran principalmente en India y Pakistán.
Se necesitan ensayos clínicos para confirmar los efectos en humanos.