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21 Diciembre 2022

Anomalía genética oculta tras una ataxia cerebelosa de aparición tardía

Su identificación abre una línea de tratamiento que puede ser homologada a otras enfermedades neurológicas. 

Investigadores de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami, la Universidad McGill y otras instituciones han descubierto que una variación genética en el gen FGF14, denominada expansión de repeticiones en tándem de ADN, causa una forma común de ataxia cerebelosa de aparición tardía, un trastorno cerebral que interfiere con el movimiento coordinado.

Las expansiones de repeticiones en tándem sólo se encuentran en 50 afecciones, entre ellas la ataxia de Friedreich y la enfermedad de Huntington, pero los científicos creen que podrían explicar muchas otras afecciones.

La expansión de la ataxia de aparición tardía se encontró en el gen FGF14, asociado al crecimiento celular, la reparación de tejidos y otras tareas. Aunque este gen está bien estudiado, nadie había visto estas expansiones repetidas, en gran parte debido a cómo se procesa el ARN en las células.

El ARN puede dividirse en dos categorías: exones e intrones. Los exones codifican proteínas; los intrones contienen ARN no codificante entre los exones. Dado que los intrones se separan de la cadena de ARN codificante, puede resultar difícil determinar cómo afectan a la producción de proteínas las secuencias intrónicas.

En el estudio se secuenciaron genomas completos de familias francocanadienses, alemanas, australianas e indias, aplicando un algoritmo informático para identificar las expansiones de repetición. 

La identificación de la causa genética de la enfermedad proporcionará a científicos y médicos una herramienta fundamental para diagnosticar a más pacientes. Las investigaciones actuales han descubierto más de 500 familias con la variante y los estudios de seguimiento podrían elevar esa cifra por encima del millar. Las expansiones repetidas en FGF14 pueden resultar ser la forma más común de ataxia de aparición tardía.

Además, permitirá  desarrollar nuevas pruebas diagnósticas, modelos animales y, con el tiempo, terapias para combatirla. Los pacientes también podrían beneficiarse de un fármaco llamado 4-aminopiridina, que ya se utiliza para tratar otras afecciones neurológicas.

 

Fuente bibliográfica

DOI: 10.1056/NEJMoa2207406