Jóvenes con un índice de masa corporal elevado tienen mayor propensión a desarrollar enfermedad renal crónica antes de los 45 años, especialmente, cuando existe acumulación excesiva de grasa.
La probabilidad de desarrollar la condición neurodegenerativa podría incrementarse en un 11% a partir de los 50 años en individuos que presentan infección sintomática.
La descendencia de mujeres que padecen este tipo de patologías presenta un riesgo elevado de desarrollar TDAH y TEA.
La inmunización contra este virus respiratorio es más efectiva en adultos menores de 65 años con una formulación recombinante de dosis alta en comparación con la estándar a base de huevo.
La alimentación basada en proteínas, grasas y carbohidratos de alta calidad, derivados de fuentes vegetales, está vinculada a una ganancia de peso más gradual a largo plazo.
Este tipo de inmunoterapia mejora la supervivencia general de pacientes adultos positivos para el antígeno leucocitario humano con enfermedad no tratada previamente.
La inmunización frente al SARS-CoV-2 en la población pediátrica desde los 6 meses reduce las visitas al servicio de urgencias y las hospitalizaciones.
Existe una correlación entre la ingesta elevada de estos alimentos y un mayor riesgo de desarrollar tumores en áreas de cabeza-cuello y esófago. La adiposidad corporal no parece influir en esta asociación.
Personas con este trastorno psiquiátrico tienen un mayor riesgo de muerte por causas potencialmente prevenibles, como el suicidio.
La primera menstruación a una edad menor a los 13 años aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad y las subsecuentes complicaciones por accidente cerebrovascular.