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17 Abril 2006

Candidiasis invasiva aumenta morbilidad y mortalidad en la UCI

Reciente revisión de la literatura determinó que existe una tendencia creciente de infecciones causadas por la especie candida no albicans en las unidades de cuidados intensivos. El papel de nuevos medicamentos aún está por determinarse, donde la elección depende de la epidemiología local y de los pacientes.

La candidiasis invasiva (CI) es un problema de importancia en los sistemas de salud y en particular en las unidades de cuidado intensivo (UCIs). Los grandes avances en tecnología médica han permitido que los pacientes sobrevivan a enfermedades complejas, con el coste de crear poblaciones que son vulnerables a una amplia variedad de patologías previamente desconocidas o subestimadas. Hasta hace algunos años, la candida fue considerada como poco más que un contaminante o una "flora normal" en las pruebas de laboratorio, en vez de un patógeno altamente frecuente y potencialmente agresivo, tal cual como se reconoce hoy. La candidiasis invasiva abarca una amplia variedad de enfermedades severas o invasoras que incluyen candidemia, candidiasis diseminada, implicación profunda del órgano, endocarditis y la meningitis, excluyendo enfermedades menos severas o más superficiales tales como candidiasis esofágica y orofaríngea.

Para revisar las tendencias epidemiológicas, los avances diagnósticos, las pautas y opciones terapéuticas para la candidiasis invasiva en unidades de cuidados intensivos, investigadores de la Universidad de Texas en Houston (Estados Unidos), realizaron un seguimiento a los artículos originales y de revisión, de los resúmenes, de las pautas y de los consensos registrados en Medline, revistas médicas y congresos.

Los autores determinaron que la candidiasis invasiva es un problema asociado a importantes tasas de morbilidad y mortalidad, y que es altamente frecuente en las unidades de cuidado intensivo. Los recientes estudios epidemiológicos demuestran una tendencia hacia el incremento de las infecciones y en especial las causadas por la especie de candida no albicans. Las pautas publicadas para el manejo de estas enfermedades recomiendan la amfotericina B, el fluconazol o la caspofungina como primera opción terapéutica. La elección del agente debe depender de la epidemiología local y de los pacientes. La función de los nuevos antimicóticos para esta población, como los nuevos azoles y las equinocandinas, debería ser evaluada y determinada. Los campos prioritarios de investigación incluyen diagnóstico, la identificación del riesgo y evaluación de los esquemas de tratamiento, tales como profilaxis y el manejo empírico.

Fuente bibliográfica

Crit Care Med. 2006 Mar; 34(3):857-63